Cuando
Nix llegó a mi vida, supe inmediatamente que había encontrado esa luz al final
del camino. Esa pequeña blancura tan minúscula entre la inmensa oscuridad. Me
sentí salvado, cerca de trascender y de dejar atrás este mundo nefasto. Pero no
fue así…
Comienzo
advirtiendo que si yo no entiendo muy bien hasta la fecha lo que sucedió, es
muy probable entonces que tú tampoco lo entiendas. La historia de Nix es, sin
duda, una memoria mística y empírica que analizo todavía en la actualidad y que
trato de recapacitar constantemente por mera curiosidad. Es mi naturaleza ser
fisgón e incauto como todos los roedores, y por eso claudiqué con suma
discreción ante los eventos que pronto terminarás por analizar también.
Las
calamidades que Nix trajo consigo, no conducen hacia lo cliché; conducen hacia
la ruina.
Cuando
ella arribó a nuestro planeta, nadie sabía de dónde venía. En mis primeras
suposiciones quise formular una hipótesis en base a alienígenas, pero dado que
Nix parecía completamente humana, tuve que descartarla. Después consideré la
posibilidad de un ser angelical, de algún arcángel desconocido, o de cualquier
idiosincrasia descrita en la biblia católica. Ella, sin embargo, no tenía alas
ni mucho menos volaba. Finalmente me sumergí en un lago de alucinaciones y
divagaciones mentales que me guiaron hacia lo oscuro, hacia lo horrible y hacia
lo indecible. Hoy en día, sigo sin tener la menor idea de quién es esa mujer.