jueves, 5 de febrero de 2015

EL CONEJO INFERNAL



Cuando Nix llegó a mi vida, supe inmediatamente que había encontrado esa luz al final del camino. Esa pequeña blancura tan minúscula entre la inmensa oscuridad. Me sentí salvado, cerca de trascender y de dejar atrás este mundo nefasto. Pero no fue así…


Comienzo advirtiendo que si yo no entiendo muy bien hasta la fecha lo que sucedió, es muy probable entonces que tú tampoco lo entiendas. La historia de Nix es, sin duda, una memoria mística y empírica que analizo todavía en la actualidad y que trato de recapacitar constantemente por mera curiosidad. Es mi naturaleza ser fisgón e incauto como todos los roedores, y por eso claudiqué con suma discreción ante los eventos que pronto terminarás por analizar también. 

Las calamidades que Nix trajo consigo, no conducen hacia lo cliché; conducen hacia la ruina.

Cuando ella arribó a nuestro planeta, nadie sabía de dónde venía. En mis primeras suposiciones quise formular una hipótesis en base a alienígenas, pero dado que Nix parecía completamente humana, tuve que descartarla. Después consideré la posibilidad de un ser angelical, de algún arcángel desconocido, o de cualquier idiosincrasia descrita en la biblia católica. Ella, sin embargo, no tenía alas ni mucho menos volaba. Finalmente me sumergí en un lago de alucinaciones y divagaciones mentales que me guiaron hacia lo oscuro, hacia lo horrible y hacia lo indecible. Hoy en día, sigo sin tener la menor idea de quién es esa mujer.